domingo, 2 de marzo de 2025

Las puertas del saber del Palacio de Santa Cruz, obra de Alejo de Vahía

 



Puertas del saber de su época. El saber estaba dentro de aquella estancia, y ahí sigue, pero ya digo que de acuerdo a su tiempo. La estancia es una inmensa biblioteca. Hoy son joyas bibliográficas principalmente las que pueblan estantes y galerías. Algunas de ellas tan significativas como la Biblia Políglota Complutense o un Códice de Justiniano del XVI editado en Basilea o la Enciclopedia de Diderot o nada menos que un beato del siglo X, el Beato de Valcavado realizado por el monje Oveto. Y tantos otros de cuya existencia solo sabrán los bibliotecarios actuales. Se trata de la Biblioteca histórica del Palacio de Santa Cruz, cuyo acceso tradicional, hoy convertido en una mirador acristalado con vistas al interior, tiene lugar a través de unas puertas de nogal de un avezado maestro del cincel y la gubia del siglo XV, Alejo de Vahía.




Puestos a transmitir una descripción, mejor recurro al estudio que Clementina Ara Gil llevó a cabo hace muchos años sobre la obra del escultor de origen nórdico Alejo de Vahía.

"(las puertas)...son de madera de nogal. Cada batiente se divide en cuatro paneles de los cuales solamente los centrales llevan motivos esculpidos. Los de la parte superior e inferior, subdivididos a su vez, se decoran solo con labores de tracerías. En los paneles centrales están los motivos iconográficos en relieve. En los recuadros superiores se representa a San Agustín y Santo Tomás, y en los dos recuadros inferiores, en posición simétrica dos pájaros sobre un pequeño montículo del que brotan flores diversas. Cada uno lleva en el pico una filacteria con una inscripción y entre ambos completan la frase del Evangelio de San Juan: Apud Deum Verbum erat".





Aunque el Colegio de Santa Cruz se inauguró en 1492 probablemente las puertas ya estuviesen hechas de antes. Es sorprendente que, a pesar del grado de destrucción que ha tenido lugar en Valladolid en siglos pasados, estas puertas hayan llegado al presente. 

De las imágenes reproducidas en estas hojas de puerta son más obvias a los ojos de los visitantes las de Agustín y Tomás, aquel en modo de obispo y con todos los atributos pontificales y el símbolo del libro, y el otro como doctor con una iglesia en su mano de donde emerge una pluma. Es parte de la múltiple iconografía de la Iglesia. Pero lo más misterioso resulta ser esta pareja de aves, que no son meros pájaros y que exhiben un plumaje exquisito. Si los santos resultan más convencionales y manifiestos, las aves están trabajadas con un esmero muy puntilloso. La profesora citada antes se pregunta si no representarán más bien al Ave Fénix. El simbolismo medieval muy antiguo y profundo y aún impregna un tiempo de cambio tan novedoso como el Renacimiento en ciernes cuando se levantó Santa Cruz. El Ave Fénix tendría precisamente el significado de renacer sobre el pasado, de confirmar el enlazamiento de las filosofías antiguas que cada una de ambas figuras representativas de la Iglesia traía consigo.

A punto de terminarse la limpieza de la fachada del Palacio de Santa Cruz, véase la imagen última, y ya que seguramente se abra de nuevo la puerta principal del edificio, será un extraordinario momento para pasearse por el interior. Además de los espacios tradicionales -el zaguán, la Capilla, el Aula Triste, el espléndido patio, la Biblioteca- está ubicado en él el Museo de Arte Africano y más allá el Colegio con su atractivo jardín.



















4 comentarios:

  1. Paseante:
    ¡qué bien que se hayan conservado!
    Gracias por las explicaciones y las fotos.
    Salu2.

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  2. Seguro que habrá algún profesional que elaborará trabajos similares, pero serán pocos, muy pocos los que tengan las cualidades para ello.
    Una obra de arte.

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    1. Por supuesto, toda la vida los ha habido. El mérito de esta obra es además de la calidad el tiempo en que se realizó.

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