Lo primero que piensa el paseante: he aquí una reencarnación de Buda en chica y lectora. ¿Quién dice que la contemplación no es posible con un libro? ¿Puede la meditación que se precie ejercitarse sin una concentración textual que la complemente? En la posición de la joven no hay un acto pasivo sino bien activo que genera imaginación y reflexión. Y la chica de la escultura lo sabe. Principalmente por mor de su creadora, la escultora vallisoletana Belén González Díaz, a la que hace años solicitó el Ayuntamiento una obra suya, y la artista se inspiró en su hija. Fue inaugurada en 2002.
Gusta encontrar una obra así en el plano de suelo, sin peana, y con un tamaño considerable, casi tres metros de altura y 1.400 kilos de peso. Y en medio de la plaza porticada del Barrio de las Batallas que se edificó en los años 60 del siglo pasado. Plaza de las Batallas. En su entorno calles con nombres de hazañas guerreras: Navas de Tolosa, Numancia, Sagunto, Lepanto, Pavía, Covadonga, Trafalgar, Clavijo, San Quintín, Castillejos, Guadalete...¿Nos queda alguna calle contienda que enumerar? Al paseante le recuerdan los nombres que memorizábamos de niños siguiendo aquellos criterios superficiales que apenas hablaban de historia y sí de épicas, muchas de ellas mal interpretadas cuando no irreales.
La obra impone por su volumen pero atrae. El viandante, de paso o de parada en el jardín, la siente familiar. Está al alcance de juego de niños o de codeo de adultos. La temática es de paz. Leer. Ese ejercicio sano y reconciliador con la naturaleza humana, la alternativa a la crispación y a la violencia, no menos naturales pero destructivas. Se refuerza por el gesto, la postura, la actitud, la acción calma de leer un libro, que es una historia, que es un vuelo, que es una proyección personal. O mil.
De hecho en el libro está grabado un texto. Una historia oriental. Una recreación que huele a viejas historias mesopotámicas. Sara de Ur es el libro que lee la chica por la complicidad amistosa de Belén González con el escritor José Jiménez Lozano. Y en esa doble página hay un trozo del cuento. Pero podría ser otro libro, otra aventura, otro viaje en el tiempo, otro acercamiento a añejas creencias.