Viernes 22 de noviembre de 2024, 20,00
Presentación de Llámala, poemario de Lola Andrés.
Presenta Esperanza Ortega
"No es calor, lo que se busca
es ansia, un combate
infernal. En sueños
vas a los abismos, llamas
a los seres más torvos.
Sueña, sueña. Purga por los arcángeles
que van cayendo
helados. Aquí
apagan la llama. Llámalos."
Lola Andrés (1961, València). Ha recibido premios como el Alfons el Magnànim de poesía en valencià o el Gerardo Diego de la Diputación de Soria. Tiene publicados los siguientes libros de poemas: Moléculas y astros, Jocs de llum, Materia, Cielo líquido, Travesía de Uno, Llámala y las plaquettes Pendiente del aire, junto a Eva Hiernaux, Poemes (Catàleg i exposició Angles del buit en el Centre del Carme de València con las pintoras Carolina Ferrer y Encarna Sepúlveda), cómo/sucede, Brecha, y Ho(yo) de hueso. Ha traducido del catalán al castellano a poetas como Joan Navarro, Teresa Pascual, Jaume Pérez Montaner, Begonya Pozo o Josep Checa. También ha traducido del alemán al catalán, junto a Anacleto Ferrer, la Poesía de Hannah Arendt y Màtria, de Rose Ausländer. Actualmente dirige la colección Marte de poesía, de la editorial Contrabando.
"En Llámala no sólo hay una poética, sino también una dramaturgia. (…) Acotaciones y diálogos contribuyen a que la poesía adquiera presencia y dé fe de la multiplicidad. (…)
En unas voces hay mayor desgarro que en las otras. Utilizan campos semánticos que se basan en el dolor, la herida o incluso la amputación. (…) El ritmo contribuye a que las diversas voces se emparenten. Todas trasmiten una punzante agilidad gracias a la yuxtaposición, a los encabalgamientos, a las enumeraciones y a la frecuente brevedad de los versos. (…)
Llámala nos sumerge en un estrato más hondo que el de la conciencia cotidiana y la anécdota personal. Por eso, a lo largo del libro domina un lenguaje basado en visiones y símbolos. (…)
La referencia al cuerpo sitúa el dolor en un ámbito exterior al lenguaje. Testimonia un más allá de lo simbólico: la escisión corporal, el desplome, la soledad absoluta. (…)
Vivir será arder. No queda otro remedio; pero tampoco otra forma de esplendor. A la poesía le sucede lo mismo que a la vida. Las palabras van a alumbrar el alma con dolor. Parten el labio. Resquebrajan los ojos. El cuerpo queda roto tras su ímpetu. Sin embargo, esa violencia es redentora. (…)"
Marcos Ávila. Vallejo & Co.