jueves, 19 de septiembre de 2024

Una puerta modernista en la calle María de Molina

 


De esta calle céntrica guarda uno la memoria de un cine, el Roxy, y un teatro, el Lope de Vega que, a su vez, igualmente hizo de cine cuando no había temporada teatral. También de hace décadas ronda el recuerdo en esa calle de los dos hoteles más chic de Valladolid en los años 50 y 60, el Conde Ansúrez y el Hostal Florido. Y en un extremo, junto a la Plaza de Santa Ana, el Hotel  Inglaterra.

Ninguno de los nombrados cines y hoteles permanecen en su uso, si bien como edificios casi todos han sobrevivido en parte, el cine convertido en casino, y el hotel Conde Ansúrez y el Inglaterra como viviendas y oficinas. El Florido fue derribado. Solo queda entre dos aguas -mudo testigo que hubiera dicho el poeta- el cerrado Teatro Lope de Vega, actualmente de propiedad municipal y a la espera de su rehabilitación. El día que esta llegue a buen fin supondrá un escalón recuperado de la actividad artística y cultural. Ah, se me olvidaba, también existió un café, el Molinero, muy concurrido en su tiempo probablemente por la proximidad de las dos salas de espectáculos.

Pues bien, de esta calle siempre me llamó la atención esta esbelta puerta modernista en un edificio que debió ser reconstruído prácticamente hace pocas décadas. Es una muestra más de las labores artesanas de la madera que se desarrollaron desde tiempos ancestrales en nuestra ciudad. Hay muchas más puertas en edificios construídos para la incipiente burguesía urbana del siglo XIX y parte del XX en calles del centro de la urbe. Puertas talladas, donde se recogen abundantes símbolos de animales fantásticos y florales, así como disposiciones geométricas, siguiendo criterios historicistas y modernistas. 

Lamentablemente no ha sido posible una toma fotográfica frontal y con perspectiva de toda la puerta, debido a la terraza de un bar vecino. Sirva pues este desglose por partes para hacernos idea.