sábado, 26 de octubre de 2024

La geometría que por doquier nos rodea en Valladolid

 


El paseante, que andará mucho pero es lego en infinidad de detalles que mira y no siempre ve, ha sabido de un libro sobre la ciudad que tiene un alcance especial. El de que sitúa en cada objeto que nos rodea, en altura o en suelo, sobre tímpanos o en bordillos, en frisos o tapas de alcantarilla un despliegue de formas geométricas que a veces uno capta pero que Inmaculada Fernández Benito y María Encarnación Reyes Iglesias han sido capaces de estudiar y catalogar concienzudamente. El libro tiene ese precioso y preciso título de Periplo por la geometría de Valladolid y no es reciente, pero está en vigor y lo estará siempre. Data de 2018 y las fotografías, de gran calidad y detalle, además de realizadas por las autoras lo están por Cristina Franco y Pablo López. 

Y voy a decir lo que pienso. Que es un libro emocionante. Porque deja constancia de la existencia de una geometría que nos atraviesa benévolamente desde y a través de todas partes. Geometría que puede ser interpretada matemáticamente por los especialistas y se proyecta a través de urbanistas y arquitectos, pero que al ser percibida por parte del ciudadano de a pie se socializa, se humaniza. Pero qué digo, ¿es que acaso las formas geométricas fueron alguna vez inhumanas?




Ya en la introducción las autoras del libro aclaran que en este "no se trazan itinerarios en función de la historia del arte o de los atractivos turísticos convencionales, sino que el objetivo es fijar la mirada a partir de grandes conceptos matemáticos -figuras en el plano o en el espacio, curvas, proporciones, mosaicos, superficies- que aparecen proyectados en la edificación y el mobiliario urbano y se hallan diseminados en calles y plazas". Y esta mirada, que no es propiedad exclusiva de los especialistas es la que ha acompañado de continuo al paseante, vaya con prisas o camine realajado  dejándose empapar por el entorno tan polifacético y visual que, sin embargo, tantas veces nos pasa desapercibido. 

No obstante, en cuántas ocasiones hemos detactado formas sin poner nombre pero sí apreciando su ingeniosa disposición. En este sentido el libro de Fernández Benito y Reyes Iglesias ayuda, hasta el extremo que uno desee llegar. Está dividido en cinco grandes temáticas: Polígonos y formas derivadas, proporciones, mosaicos y simetrías, curvas planas y espaciales y figuras geométircas en el espacio. Si nos fijáramos solamente en los términos no sé si todos sabríamos hacer acompañar con imágenes. De ahí que el despliegue de texto y fotografías nos sirva a los ignorantes para situar en la visión de los objetos que vemos por nuestras calles y edificios de qué se habla cuando se cita arco parabólico, prisma octogonal, astroides o frisos, por citar breves ejemplos. 





Periplo por la geometría de Valladolid tiene una breve pero intensa aportación en su presentación. Un artículo firmado por Juan Á. Canal titulado Del deambular ingenuo al pasear instruido donde otorga el valor que completaría al paseante ordinario. Si mirar es mucho, saber mirar es sobre todo más, parece decirnos. Porque mirar e incluso observar lo hace mucha gente. Pero ¿cuántos sienten al fijar la mirada? ¿Cuánto les dice lo que miran? ¿Cuántos se preguntan y cuántos son capaces de indagar en los objetos que ven? Mirar y sentir y percibir van unidos, pero ahí hace mucho saber educar la mirada. Canal se pregunta:

"¿Por qué unas personas gozan más que otras ante unos u otros estímulos de la naturaleza o la realidad humanamente construida, es decir, de la cultura? ¿Por qué, incluso, aquellas captan más que estas? La respuesta parece hallarse, como cabe imaginar, en el adiestramiento: no es lo mismo adentrarse en un ámbito cualquiera de la realidad si se dispone de algún conocimiento previamente adquirido acerca de él que si se carece de tal preparación. Consiguientemente, y dando por supuesto que gozar de nuestro mundo en torno es bueno y deseable para todos, el logro de esta meta nos lleva a la educación, entendida aquí principalmente como 'educación de la mirada' (y de la audición o el resto de nuestras sensaciones)"

Un libro que he tardado en descubrir, pero cuya vigencia invita e incita al disfrute. He fotografiado para mayor tentación algunas páginas del mismo y he añadido algunas fotografías de mi cosecha, acordes con las temáticas que el libro recoge. Libros de esta guisa respaldan el placer de mirar la ciudad.