jueves, 6 de marzo de 2025

El quiosco más audaz, arquitectónicamente hablando

 



No es una parada de autobús. Además se trata de una calle peatonal, aunque el pavimento de adoquines chiquitos que se levantan no le beneficie. Y es que el tráfico menor pero de repartidores y garajes ha afectado al suelo. Es un quiosco de prensa que tras unos cuantos años, nacido con la remodelación de la calle, se ha cerrado. Es el sino de los negocios de prensa por mucho que añadan artículos de chuchería. Que bien por jubilación o por no cundir el negocio se han ido clausurando poco a poco. Y no hay quien retome uno de ellos cuando se produce el cese del propietario. Una seña de identidad más del pasado que va esfumándose a goteo.

Este quiosco, tal como está en este momento, sin su uso propio, parece un mueble urbano sin gracia ni sentido. Él y su entorno podrían estar condenados a un cierto grado de abandono, lo cual sería penoso porque forma una plaza recoleta con unos árboles altivos que proporcionan estética y dan gloria con su frondosidad a partir de la primavera. Es una lástima porque pienso que es el puesto de prensa más audaz en cuanto a diseño de los que he visto en la ciudad e incluso en otros lugares.





La imagen con la barca y la sirena ocupa las hojas de la puerta que se abría para exponer la prensa. Ahora es un mural expuesto noche y día, realizado con ese aspecto naíf por Mercedes Parada y Raquel Segura. Situado sobre una ligera elevación del terreno, ya que se halla en las confluencias de las calles San Felipe y Teresa Gil, su acceso está salvado por una larga línea escalonada. Más que un quiosco se podría decir que es un humilde monumento. Salvo que sea retomado para el uso que ha tenido, algo nada probable en estos tiempos de pérdida de lectores de papel, o bien que se le otorgue una utilización novedosa, es de temer que lleve el mismo destino que el quiosco ancestral, de otro estilo dominante a principios del siglo XX, el de la Plaza del Caño Argales. Es decir, su obsolescencia.

Cuando transito por esa calle suelo pararme a contemplar esta peculiar alegoría de sirenas y niñas que pretenden embarcarse en una navegación tal vez de sueños. Los detalles de la iglesia y de la residencia de posgrado que hay al lado sitúan al fondo la escena. Pero la barca de la prensa varó para perjuicio del ciudadano de a pie que aún gusta de tener en sus manos un periódico. Sería lamentable que esta obra plástica, junto con el conjunto, se deteriorase irremediablemente.









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