sábado, 20 de mayo de 2017

Ese toque modernista en pleno centro tradicional




En Valladolid no abundan los edificios de estilo modernista. Pero más de uno hay, como éste en la calle Cánovas del Castillo, próximo a Fuente Dorada. El juego de miradores con ventanal ojival, combinados con algunas figuras representativas como los atlantes, los dragones alados y ese remate acastillado, sugieren un cierto homenaje al simbolismo del Medievo. Leo por ahí que el maestro de obras fue un tal Modesto Coloma, y su realización tuvo lugar en 1916.

Por otro lado, es inevitable recordar la influencia de aquella arquitectura original, discutible si se quiere, pero presta a diseñar e imaginar como pocas, que tanto cundió en las ciudades catalanas a principios del siglo XX y que tuvo una expansión más menguada por otras zonas de España. El paseante siempre hace un alto en la acera de enfrente para recrearse en una de esas excepciones vallisoletanas que tanto alegran a la vista y que invitan a reflexionar sobre el misterio de las opciones y los caprichos que algunos arquitectos, y los propietarios que encargaran el inmueble, tuvieron la ocurrencia de arriesgar hace más de cien años.