viernes, 23 de agosto de 2024

Lo que quedó aquí en piedra de José I Bonaparte cuando fue rey de las Españas

 



Aunque se le nombre poco y guste o no hubo un rey de España llamado José I Bonaparte, que reinó, ignoro con qué efectividad y grado de aceptación entre los súbditos, entre 1808 y 1813. Ni las Cortes españolas ni las Juntas de Indias lo reconocieron nunca. Vino de la mano de su hermano el emperador Napoleón Bonaparte y se fue de Madrid con la derrota de las tropas francesas primero en los Arapiles, Salamanca, por una coalición de lusos, ingleses y españoles, y al año siguiente definitivamente a Francia tras la batalla de Vitoria a manos del duque de Wellington. Según cuentan las crónicas de la historia, que cualquiera puede encontrar por la red al menos de manera somera.

La sorpresa consiste que en nuestra ciudad permanece el escudo de aquel monarca efímero, labrado en lo alto del atrio de la iglesia de San Benito el Real. Dicen que es el único escudo que queda en todo el país, y se adorna con el Toisón de Oro, una insignia ancestral que proviene de la Casa de Borgoña en el siglo XV y permaneció históricamente vinculada a la dinastía imperial de los Habsburgo primero y actualmente a los Borbones.

Los símbolos que aparecen en el escudo, un tanto deteriorados, son los tradicionales del escudo de España -el castillo, el león, las cuatro barras y las cadenas, por decirlo más popularmente- a los que se añaden otros dos cuarteles con la granada y las columnas de Hércules, igualmente familiares. Una sola diferencia: en el óvalo central está el águila imperial napoleónico.

La excepcional égida bonapartista nos remite al establecimiento de los franceses en Valladolid durante la llamada Guerra de Independencia, que generó situaciones complicadas de convivencia en la ciudadanía. En nuestra ciudad se albergaron tropas napoleónicas y se dispusieron almacenamiento de armas y provisiones, pero eso lo dejo al interés de cada cual por el tema.