viernes, 4 de octubre de 2024

La chica que lee: un remanso de paz entre tanta batalla


 

Lo primero que piensa el paseante: he aquí una reencarnación de Buda en chica y lectora. ¿Quién dice que la contemplación no es posible con un libro? ¿Puede la meditación que se precie ejercitarse sin una concentración textual que la complemente? En la posición de la joven no hay un acto pasivo sino bien activo que genera imaginación y reflexión. Y la chica de la escultura lo sabe. Principalmente por mor de su creadora, la escultora vallisoletana Belén González Díaz, a la que hace años solicitó el Ayuntamiento una obra suya, y la artista se inspiró en su hija. Fue inaugurada en 2002. 

Gusta encontrar una obra así en el plano de suelo, sin peana, y con un tamaño considerable, casi tres metros de altura y 1.400 kilos de peso. Y en medio de la plaza porticada del Barrio de las Batallas que se edificó en los años 60 del siglo pasado. Plaza de las Batallas. En su entorno calles con nombres de hazañas guerreras: Navas de Tolosa, Numancia, Sagunto, Lepanto, Pavía, Covadonga, Trafalgar, Clavijo, San Quintín, Castillejos, Guadalete...¿Nos queda alguna calle contienda que enumerar? Al paseante le recuerdan los nombres que memorizábamos de niños siguiendo aquellos criterios superficiales que apenas hablaban de historia y sí de épicas, muchas de ellas mal interpretadas cuando no irreales.



La obra impone por su volumen pero atrae. El viandante, de paso o de parada en el jardín, la siente familiar. Está al alcance de juego de niños o de codeo de adultos. La temática es de paz. Leer. Ese ejercicio sano y reconciliador con la naturaleza humana, la alternativa a la crispación y a la violencia, no menos naturales pero destructivas. Se refuerza por el gesto, la postura, la actitud, la acción calma de leer un libro, que es una historia, que es un vuelo, que es una proyección personal. O mil. 

De hecho en el libro está grabado un texto. Una historia oriental. Una recreación que huele a viejas historias mesopotámicas. Sara de Ur es el libro que lee la chica por la complicidad amistosa de Belén González con el escritor José Jiménez Lozano. Y en esa doble página hay un trozo del cuento. Pero podría ser otro libro, otra aventura, otro viaje en el tiempo, otro acercamiento a añejas creencias. 





"Sara era, como las otras muchachas de Ur, una de esas doncellas educadas en la luz que cuelga de la lámpara de noche: una muchachita muy delgada y de ojos muy grandes. Y, cuando volvía de cuidar sus cabras o dejaba la labor de bordado con sus esclavillas, siempre se ponía su vestido color índigo con la cenefa roja y su collar de cuentas de cristal para mirar a la calle por la celosía. Pero cuando ya cumplió catorce años fue a la tienda de Teraj a comprarse un tocado: una ancha cinta de oro afestonado para el pelo, unos zarcillos de cornalina y una pulsera de oro y lapislázuli. Y, al final, pidió también un  idolillo.

- Qus sus ojos sean como mariposas - dijo.

Y Teraj comenzó a mostrarla toda clase de ídolos, y ya iba a escoger uno de ellos con los ojos de conchas rojas y rayadas de negro, cuando Abram entró en la tienda y la miró. Y, entonces, fueron los ojos de Abram los que le parecieron mariposas y misteriosos como los de los cabritillos".

Este es el texto que aparece en el libro de bronce, tomado del relato de José Jiménez Lozano titulado Sara de Ur.

















8 comentarios:

  1. Paseante:
    ¡me gusta, me gusta la estatua!
    Habría que poner estatuas así en todos los centros educativos, en todos los centros hospitalarios, en todas las calles y plazas.
    ¡Voy a tener que volver a Valladolid para ver tantas cosas interesantes!
    Salu2.

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    1. Puers sí, estoy con tu criterio. Menos monumentos épicos (dejando los del pasado, que son significativos de un tiempo) y más representaciones de personas normales y gente de paz. Hay más esculturas relacionadas con niños que leen, con escritores...Y ya saqué algunos, por ejemplo:

      https://elpaseantevallisoletano.blogspot.com/search/label/Esculturas?updated-max=2024-08-03T14:54:00%2B02:00&max-results=20&start=6&by-date=false

      https://elpaseantevallisoletano.blogspot.com/2017/04/la-nina-y-el-arbolado-frondoso-de-la.html

      https://elpaseantevallisoletano.blogspot.com/search?q=jorge+guill%C3%A9n

      Todas las ciudades tienen cosas interesantes, del pasado y del presente, y son reveladoras del tipo de sociedad y del ingrediente tanto cultural como de ejercicio de poder y mentalidad que ha existido.

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    2. Fáckel:
      ya he visitado los enlaces que me propones. Es curioso pero no recuerdo haber visto ninguna estatua de "lector", he visto varias de lectoras.
      Salu2.

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  2. Me encanta La chica que lee! Es verdad que es acertado que no lleve peana, y que su silueta recuerda a la de un siddharta... da paz, compensando el nombre de la plaza.
    Precioso paseo por Valladolid, gracias!

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    1. Nunca la había visto, me enteré recientemente y fui expresamente a buscarla. La postura tiene que ver más con una niña cuyo cuerpo está flexible para esa posición que con un Siddartha, pero ese volumen me hizo derivarf hacia otra asociación de ideas, ya ves. A ti por pasar al paseo.

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  3. Creo que Dyhego ha dicho lo justo. Comparto su criterio.
    Excelente composición.
    Salut

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    1. Seguro que sacaré en otras ocasiones representaciones constructivas como la chica que lee.

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