No sé de quién sería la ocurrencia, pero considero un acierto la policromía de un tramo de acera de la calle Asunción. Esta calle, desde que inauguraron el túnel de las Delicias en el año 1952, no tuvo salida para vehículos en uno de sus extremos, el de calle Labradores. Siendo una calle céntrica y parte de lo que fue el barrio de trabajadores ferroviarios desde el siglo XIX ha quedado un tanto traspuesta. No es un lugar de paso más para los que viven en ella o van a sus recados. Encontrarse de pronto con la alegría de los colores es un hallazgo divertido y estimulante. El color es una manera de compensar fachadas anodinas y realzar que en cada edificio puede latir siempre una armonía y una originalidad, por muy austeros y rectilíneos que hayan sido de principio.
Estos edificios tan cromáticos tienen una antigüedad alta. El que comparte dos coloridos es de 1940. Pero el azul, por ejemplo, es de 1914 y el amarillo de 1883 nada menos. Esta calle y otras paralelas a ella es de las que conservan más edificio añosos, pero muchos de ellos se han rehabilitado o bien remozado de alguna manera.
Los colores son un elemento cultural que ha variado a través de los siglos y de las sociedades y que hoy mismo no se ven con el mismo significado en Occidente y en Oriente, por poner dos focos de trayectoria histórica tan diferente. Desconozco por qué y cómo se decicieron los propietarios de estos edificios por los colores que exhiben. Ni si hubo consenso o fue imposición. Para gustos los colores, dice un dicho al uso. Por supuesto, y también los sabores, las palabras, las ideas. Pero si los colores definen tanto las tendencias de personas y colectividades la elección de los de estas casas de Asunción me intriga. Si alguna vez me entero lo contaré.
El historiador francés Michel Pastoureau, en su sorprendente libro Diccionario de los colores habla de cómo en la historia de la humanidad se han producido mutaciones importantes y decisivas en el gusto y uso de los colores. "...Los colores de la actualidad no pueden entenderse si no es a la luz de los colores del pasado, con los cuales existe generalmente una continuidad y más raras veces una ruptura. Hablar de las prácticas y significados del color en el mundo actual implica necesariamente volver atrás, unas veces al siglo XVIII y al XIX y otras a épocas anteriores (...) Estas diferentes fases, estas diferentes transformaciones, estos diferentes sistemas han dejado numerosas y muy profundas huellas en nuestros conceptos y nuestras definiciones del color, en nuestros usos actuales, en nuestros códigos y nuestros rituales, en nuestro vocabulario, nuestra imaginación y nuestra sensibilidad".
Tal vez lo que vivimos en nuestro tiempo sea una superabundancia no solo de tonos de colores -la gama de ellos es casi infinita- sino de significados en base a ellos, aplicados a las innumerables actividades humanas, a la multiplicidad de objetos, a la reinvención de paisajes urbanos. Y en ese sentido Michel Pastoureau es firme: "Soy de los que creen que el color es un fenómeno cultural, estrictamente cultural, que se vive y se define de manera distinta según las épocas, las sociedades y las civilizaciones. No tiene nada de universal, ni en su naturaleza ni en su percepción. Por eso mismo no creo en la posibilidad de un discurso científico unívoco sobre el color, basado únicamente en las leyes de la física, de la química, de las matemáticas y de la neurobiología. Para mí, un color si no hay alguien que lo mira no existe (en este sentido, le doy la razón a Goethe contra Newton) El único discurso posible sobre el color es ante todo de naturaleza social y antropológica".
¿Complejo o sencillo? Lo que sorprende y agrada al paseante al encontrar estos edificios de colores en la calle Asunción, por lo que tiene de rupturista y rescatador del abandono o lo insustancial, ¿sería compartido emocionalmente por oros viandantes? ¿Pensarán lo mismo quienes habiten estas viviendas o sentirán rechazo por los colores? Siempre podrán decir a sus amigos: vivo en tal calle, la casa amarilla o la azul.
Indudablemente tiene su encanto.
ResponderEliminarSalut
Al menos sorprende, rompe la monotonía, y los colores, como dicen los textos, muy culturales ellos.
EliminarClaro que
ResponderEliminarlas tienen .
Una anécdota visual callejera más.
EliminarPaseante:
ResponderEliminarde haber pasado por esa calle, recordaría las fachadas.
Un toque de color no viene mal, pero según qué colores, claro.
Salu2.
Es una calle de escaso tránsito, no te pillaría cerca.
EliminarSi "El único discurso posible sobre el color es sobre todo de orden social y antropológico", ahora vemos muchas calles con esta decoración multicolor en todo el mundo: y allí nos damos cuenta de que el deseo no es preservar la característica local sino universalizar a riesgo de despersonalizar...
ResponderEliminarPues no lo sé. Los colores no siempre han sido compartidos en unos lugare sy otros del mundo. Dicen que también tenían que ver con el clima y costumbres. Combinar colores en las casas se dio mucho en América del centro y del sur.
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