sábado, 20 de septiembre de 2025

El desafiante edificio de la Plaza del Poniente

 



No todo va a ser mirar lo antiguo de la ciudad, y cuando paso por la Plaza del Poniente mis ojos se dirigen de inmediato a un edificio alto, con forma de proa de barco, excesivamente anguloso. Pero es precisamente ese perfil cortante, atrevido, cuyo rumbo parece estar mantenido por un eje cual mástil que pareciera asegurar su flotación. Pero esto es literatura barata. Lo interesante es que data de 1957, que su autor José María Plaja apenas tres años años antes había levantado otro edificio en La Rinconada en un estilo en las antípodas, más tradicionalista y convencional. Por qué este cambio radical en su modo de concebir el del Poniente no sabemos. Supone uno que por la propia evolución de los arquitectos de aquel período que iban soltando lastre de corrientes pretéritas y arriesgando nuevas visiones para una ciudad que necesitaba la modernidad.

Por la época en que se levantó el edificio la Plaza del Poniente no era la misma. Existían jardines en el centro pero las edificaciones elevadas que hoy bordean dos de sus costados no existían todavía. Es más, en el lado perpendicular al edificio lo que había era un cuartel denominado General Ordóñez, y es de suponer que este nuevo edificio de considerable altura destacara. Hoy día su perspectiva horizontal se ha perdido por las construcciones posteriores y de no ser por esta disposición angulosa seguramente el edificio no sobresaldría. 




Al paseante le gusta mirar y acompañarse de la sorpresa e incluso de la perplejidad ante el caserío tan diferente y contradictorio que hay por nuestras calles. Pero saber ver es otra cosa, depende de limitados conocimientos técnicos, de ahí que interesa conocer en base a opiniones más fundamentadas. He aquí lo que dice Darío Álvarez en la Guía de Arquitectura de Valladolid, dirigida por Juan Carlos Arnuncio Pastor.

"Se trata de un edificio paradigmático en la escena urbana de Valladolid. Situado en pleno centro del casco histórico, muy próximo a la Plaza Mayor, y que opta por un discutible aprovechamiento de las libertades urbanísticas del momento: excesivo volumen y alturas (...) El autor apuesta por una imagen rotunda cargada de una gran expresividad. Lejos de rehuir el problema de la esquina, de exagerado ángulo, esta se constituye en el tema central de la actuación, mediante una secuencia de afiladas terrazas soportadas por un pilar retranqueado que dotan al edifico de cierto aire expresionista, una arquitectura desafiante en la ciudad, que va acompañada  con un cuidado tratamiento de los materiales y una cierta finura en detalles tales como las barandillas o las carpinterías exteriores. Es una lástima que tan acertada esquina no se vea coronada por un mejor remate en la parte alta y que con el paso del tiempo la vertiginosa silueta se haya visto alterada por la irrupción del obsesivo cerramiento de las terrazas, anulando parcialmente el alarde formal y constructivo del edificio".

Ahora que leo esto es verdad que en nuestra ciudad se ha abusado en exceso del cerramiento de los espacios de terraza. Guiado por sacar un poco más espacio cubierto a un piso el vecindario ha cerrado a discreción, en gran parte de los casos sin permiso comunitario, rompiendo la estética del edificio y seguramente ignorando las normas de disciplina urbanística. Como diría aquel castizo: es que semos así. Afortunadamente, en la proa del edificio del Poniente se advierte un cerramiento mínimo pero que altera el proyecto inicial. Por lo demás, a mí me sigue gustando este desafío de una época en que no era fácil significarse por algo diferente.




3 comentarios:

  1. Parece un mascarón de proa, listo para cortar las aguas.

    ResponderEliminar
  2. Mal lo tiene la Roomba, con ese acutángulo tan a vértice.
    Pero si las vistas son buenas, sea bienvenido.
    Salut

    ResponderEliminar
  3. Parece un homenaje a la esquina, un verdadero desafío del ángulo volcado a la plaza.

    Carmelo

    ResponderEliminar