Cerrada a cal y canto, con aires de mansión chinesca, el viejo quiosco que fue biblioteca hace muchas décadas en el Campo Grande lleva camino de emular a Matusalén. Ha pasado más de un siglo desde que se erigió en un pequeño espacio conformado como plaza recoleta, a espaldas del magistral monumento al poeta Núñez de Arce. Que el pequeño edificio -porque edificio es al fin y al cabo, no obstante las medidas de sus proporciones- subsista y se sobreponga a las inclemencias climáticas y al vandalismo ya es un mérito.
El paseante tiende, no sin cierta frustración, a un reconocimiento hacia este tipo de bibliotecas menudas que cumplieron un papel alfabetizador y divulgador en tiempos en que el libro no estaba al alcance de todos. Leo por ahí la anécdota de que este quiosco erigido por iniciativa del alcalde Federico Santander en 1922 tardó unas semanas más en abrirse al público porque en principio quedó desierto el concurso para la plaza de quien se encargara de mantener la biblioteca, ya que ninguno de quienes se presentaron a ella reunía las mínimas condiciones de cultura para hacerse cargo. Hubo quien no conocía siquiera quiénes habían sido los poetas celebrados de Valladolid o aquel otro que pensaba que el fundador de la ciudad, el conde Ansúrez, había sido un poeta. Ignoro si son habladurías o fue tal cual.
De este pequeño quiosco permanece con cierto deterioro un recubrimiento de azulejos, y en el zócalo de su parte baja se conservan una serie de efigies, presidida por la de Miguel de Cervantes, que o bien pueden identificarse con otros escritores o bien con personajes de obras literarias, y así me apetece ver en ellos a Quevedo, a un Moratín, a un Tenorio, a una gitanilla e incluso a uno de los canes del Coloquio de los perros cervantino. Pero probablemente sean imaginaciones mías. Si alguien puede dar pistas sobre la identidad de los personajes perpetuados en azulejo se lo agradeceré.
En el espacio desocupado delante de este pequeño edificio hubo en tiempos unos bancos con azulejos y una fuente acorde, pero desaparecieron no se sabe cuándo. Como se extinguió lentamente la costumbre de acudir los lectores a solazarse en verano con los libros en el parque. Hoy día es una lástima que este quiosco amable y bonito carezca de uso. Y ya se sabe, por otros bienes que ha tenido la ciudad, que el abandono es la puerta al deterioro.
Es realmente bonito e injusto que esté en el olvido, cierto que el papel de biblioteca, con el problema de la humedad y del espacio, ya no es el adecuado, pero supongo puede tener otra utilidad para la ciudad.
ResponderEliminarPreciosos los azulejos. Juraría que uno de los personajes de los azulejos es Quevedo, por las antiparras.
Salut
Hay un quiosco restaurado en otra parte de la ciudad que fue de prensa y chucherías en los 50, 60 y 70 del siglo pasado y se encuentra cerrado. Parece que tienen un mal sino estos espacios pequeños que fueron de uso en su tiempo pero hoy nadie los adapta.
Eliminarhttps://elpaseantevallisoletano.blogspot.com/2024/06/aquellos-lujosos-quioscos-orientalesde.html
Tienes razón, Ferdinando, es muy bonita, esta biblioteca es muy auténtica con sus azulejos. Me parece que las estanterías han sido sustituidas por un mapa de la ciudad, ¿o se pueden colocar los libros al otro lado? Los azulejos con las figuras parecen proceder de un mosaico antiguo y recuperados aquí. En la biblioteca de la ciudad quizás encuentres pistas: ¡una investigación fascinante que llevar a cabo! un abrazo.
ResponderEliminarSí, un plano de la ciudad en desuso también. Las efigies debieron de concebirse para tal espacio, es un milagro que no hayan sido arrancadas. Gracias por la sugerencia, y ya he mirado más descripciones sobre esta biblioteca, pero son escasas.
EliminarCreo que el último retrato es de tu gran Miguel De Cervantes (recherche Google Lens)
ResponderEliminarhttps://fr.dreamstime.com/photo-stock-miguel-cervantes-mosa%C3%AFque-image66186245
Sí, es una de tantas representaciones de Cervantes, es parecido al que se muestra en el enlace que me envías, gracias.
EliminarPero yo soy también muy devoto du Monsieur de Montaigne.
Podría ser un lugar de intercambio de libros, esos sitios en que dejas lo que ya no te interesa o cabe y así otros pueden hacerse con ellos.
ResponderEliminarPodría ser, pero creo que hasta el intercambio de libro está en retroceso, aunque nadie ponga objecciones a caballo regalado.
Eliminaruna joya!
ResponderEliminarSi al menos alguien cayera en la idea de rodar una escena para alguna película...
EliminarHay una muy parecida en Córdoba, en los jardines de los patos(ya no hay patos),con bancos de azulejos alrededor. En los cincuenta, me gustaba leer cuentos donde aparecían personajes y términos del siglo XIX, muy antiguos .Ahora han hecho una biblioteca moderna espectacular, muy cerca. Se le conoce por biblioteca Seneca (previsible),porque aún existe.
ResponderEliminarSaludos
A ver si localizo imágenes de ese lugar que dices, si supiera cómo se llama el parque me orientaría mejor. Evidentemente tienes recuerdos físico y directos. Gracias por la información.
EliminarYa está, identificada, la encuentro a través de otro blog:
Eliminarhttps://www.notascordobesas.com/2009/08/la-antigua-biblioteca-seneca-en-los.html
Magnífica bancada.
Es un hermoso símbolo de lo necesario que es la lectura. De niño, acudía al puesto de lectura de verano en los jardines de La Rubia, apenas una caseta provisional. Aún conservo el carné.
ResponderEliminarA mí me pillaba lejos La Rubia entonces. No supe nunca de aquel puesto, pero del de la imagen sí recuerdo cuando aún estuvo abierto. Sí, es un hermoso símbolo, pero más acuciante es la necesida de leer. Si no se lee hay carencia. De todo.
EliminarPaseante:
ResponderEliminarhabría que realfabetizar.
Un milagro que haya permanecido en pie esa biblioteca.
Salu2.
Tal como van las cosas, el avance de lo digital mediático y el poco tiempo que se dedica a la lectura se irá hacia otro concepto de alfabetización, no sé si más avanzado precisamente.
Eliminar