Tras un año aciago el paseante quiere parecerse de nuevo a las cuatro estaciones, como diría el poeta Vicente Huidobro. Hemos visto menos la luz, o por lo menos la hemos percibido de otra manera, y los colores de la ciudad probablemente no nos han parecido los mismos. Tampoco hemos podido palpar el bullicio de otros tiempos. Seguimos sin duda entre escepticismos e incertidumbres. Nos miramos los transeúntes con una mirada de paso más fugaz. En ocasiones, por mor de las circunstancias, ni nos reconocemos.
Quiere asomar la primavera y la ciudad llega a esa época del año en que las temperaturas oscilan considerablemente durante las horas del día. Las repercusiones de la pandemia se han cebado en vidas, también en cambios de consumo, consecuentemente golpea negocios tradicionales y expulsa del trabajo a un número considerable de personas. La primavera y luego el otoño y así las sucesivas estaciones seguirán mostrando su rostro natural, sabedoras de que lo han hecho siempre al margen de la existencia de los humanos. Tal vez es esta luz que quiere apresurarse en abandonar el invierno la que nos anima a seguir mirando la ciudad en nuestros paseos. Aunque no sepamos muy bien todavía si podremos reconciliarnos con los viejos usos del pasado.
He aquí algunos de los murales que embellecen las medianerías de edificios en nuestra ciudad. Nada que ver con los grafitis sin ton ni son, feos y ensuciadores. El arte de calidad puede dotar de alegría a muchas paredes a la intemperie y transmitirnos belleza y bienestar al contemplarlas. Es de esperar que no se abandone la idea. Los cinco modelos que aparecen en estas fotografías corresponden a los siguientes espacios. Uno en la calle Gabilondo esquina con Domingo Martínez, de Negro Maravilla. Dos en la zona de Arco de Ladrillo, uno de los cuales está en el edificio que da al solar de la vieja guardería (donde el bar La flor de la Canela) y el otro bajo la mole de cemento del paso elevado sobre el ferrocarril. De los autores Casassola y Chais Martin. Los otros se encuentran en el primer tramo de la calle Mantería empezando por la Plaza España, firmados por Gonzalo Borondo y Man-o-Matic20. Ah, y se ha colado entre todos ellos el mural exótico de Manuel Sierra, en Arco de Ladrillo. Otro día, más.
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