viernes, 22 de agosto de 2025

Capuletti vuelve a Valladolid

 



¿Capuletti? ¿Quién conoce a Capuletti? Salvo para una minoría de iniciados José Manuel Capuletti es un desconocido. Pero ¿cuántos se acuerdan, si es que alguna vez han sabido de su existencia, de otros artistas vallisoletanos? Pienso en Anselmo Miguel Nieto, Mariano de Cossío, Eduardo García Benito, José Loygorri, Ángeles Santos, Aurelio García Lesmes, por citar algunos de los más creativos y afamados de la primera mitad del siglo XX. 

A los cien años de su nacimiento Capuletti vuelve a Valladolid. Siempre es un desafío plantarse uno ante la obra de un pintor del que había oído nombrar pero apenas sabía nada. Ahora, no obstante, gracias a la exposición de la Sala de la Pasión se puede apreciar el trabajo ingente de aquel pintor vallisoletano. Y sobre todo valorarlo. Una muestra amplia, variada, sugerente, no tengo criterio para saber si será suficientemente representativa, pero que ilumina la mirada del visitante. 

José Manuel Capuletti había nacido en Valladolid en 1925 y parece que desde niño lo que le motivaba era dibujar. Así que desarrollando sus aptitudes con veintipocos años se marchó a París, más tarde a Nueva York, volvió a Mairena del Alcor, luego a Madrid. Todo un recorrido donde desarrollar su obra y a la vez ser valorada. Algo que ha sucedido con infinidad de artistas de gran parte del siglo XX que se marcharon del país para estar en la onda internacional, aprender y lograr reconocimientos. Con relativa frecuencia visitaba Valladolid. Había estado casado con la bailarina Pilar López Fernández, de la que se separó en 1973.  Desgraciadamente el ictus se lo llevó en 1978 en Walluf (Hesse, Alemania), lugar donde vivía con su nueva compañera Iris Henrich, y allí quedó enterrado




Pero ver una exposición en directo, dedicando un tiempo caprichoso ante las obras que más le dicen, y a la vez asombrarse por lo polifacética que fue la tarea del pintor, induce a informarse un poco más. Dibujante, pintor, figurinista de escenas de baile y danza, diversos rostros y habilidades de la capacidad de Capuletti que se pueden comprobar en la exposición. 

Recurro a un texto de Enrique Valdivieso:

"Capuletti fue un pintor que sin París no hubiera llegado a nada. Salido de Valladolid, donde nació y vivió sus años juveniles, pudo escapar de un ambiente cerrado y asfixiante que limitaba su creatividad artística. Tuvo que ser París y el amorquien le insuflase una potente veta de inspiración artística que lo llevó a niveles de gran originalidad creativa. Fundamental en la vida de Capuletti fue su matrimonio con la bailarina Pilar López Fernández, quien fue durante la mayor parte de su vida su musa y modelo permanente y que, cual Gala daliniana, es motivo de constante presencia en sus pinturas".

El historiador del arte da la clave para entender la presencia femenina en los cuadros expuestos. Pero Valdivieso aún nos explica más:

"No es desdeñable dentro de su obra el capítulo de sus fuentes artísticas, fundamentalmente las muy diversas influencias artísticas que el pintor recibió de los Maestros del pasado, tanto remoto com inmediato y, lógicamente, su innegable admiración por Dalí, en cuya estética encuentra en numerosas ocasiones puntos de partida para la realización de sus obras. Sin embargo sería injusto catalogar a Capuletti como un daliniano más, ya que su pintura señala otras direcciones y latitudes, siendo también perceptibles en sus obras efluvios derivados de Paul Delvaux, René Magritte, Dorotea Tanning e Yves Tanguy. Pero ante la aportación inevitable de las influencias es necesario constatar la inmensa originalidad creativa que Capuletti introduce en sus obras". 

Un resumen que el historiador Valdivieso (aún recordamos la trágica muerte este año de Enrique y su mujer) hace sobre los estilos que el visitante percibe, siquiera como intuición, en la contemplación de los cuadros.





¿Que abunda el desnudo, principalmente femenino, en la obra de Capuletti? Y qué. ¿Hay algo que a un artista más le llame la atención para interpretar que un cuerpo desnudo, en cualquiera de sus poses? Porque un pintor es un intérprete y la materia corporal seguramente es la más excelsa e insinuante exigencia para ser interpretada y en la medida de lo posible comprendida y gozada. "El pintor acierta a reflejar de manera, siempre sugestiva, toda la belleza erótica y escultórica estructura del cuerpo de la mujer, así como su misterio y enigma", escribió José Carlos Brasas Egido.

En esta exposición reina el desnudo. El pintor lo reproduce como territorio donde se desenvuelve el cuerpo. Cuerpo que puede descansar, permanecer erecto, abandonarse a una relajación abstraída, caminar en una lejanía, darnos la espalda, convertirse en una fusión onírica...Pero siempre son cuerpos que contemplan, que tal vez esperan. Sigue diciendo Brasas Egido:

"A pesar, muchas veces, de la crudeza de la representación y de su tremenda sensualidad, el desnudo no era para Capuletti más que el reflejo de su amor por la vida, la expresión de una sexualidad natural, incluso inocente. La glorificación  y sublimación de la carne en sus voluptuosos desnudos no hacía sino transmitir al espectador su profundo instinto vital que lo llevaba a enamorarse de las gentes y de las cosas, el intenso vitalismo del artista que, como afirmaba Ayn Rand, era la piedra angular y el fundamento de toda su pintura".





No insisto más. La exposición se brinda al disfrute. Luego nos puede llevar al conocimiento, si se quiere, de la obra y personalidad de Capuletti. Se ha reeditado el libro de Brasas Egido Capuletti, el pintor y su obra, y se ha editado expresamente para la exposición un ilustrado y completo catálogo titulado En el centenario de Capuletti. 1925-1978. Por supuesto, este paseante volverá a la exposición. Hay muchas obras que no habré valorado lo suficiente o que no he sabido comprender. Es decir, sobre las que no he sabido mirar. Y es que ¿por qué tenemos ese comportamiento de ver una exposición a la carrera? O acaso el volumen de las obras, que representan tantas etapas de creatividad y significados del artista, nos desbordan. O son nuestros propios prejuicios, torpes ideas preconcebidas y gustos viciados los que suelen condicionar una visita, es decir lo que debería ser un acercamiento a la obra.

La exposición en la Sala de la Pasión permanecerá hasta el 28 de Septiembre.




























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