viernes, 22 de noviembre de 2024

Postales de otoño. Neptuno

 


Deidad Neptuno. Si hay un personaje más recóndito que ningún otro en la ciudad ese eres tú. Y sin embargo, tal vez esa condición de permanecer reservado es la que te permite disfrutar de un edén, el Campo Grande. Y de ocupar, cual trono, un espacio más paradisíaco todavía, una pequeña ínsula  en el río de las aguas apacibles y de los ánades que te acompañan. Protegido por los cañaverales hay épocas fecundas del año en que más que verte se te adivina. Pero el otoño, que pone a tus pies la floresta marchita, expone tu desnudez a los ojos del paseante. 

Dicen que te trajeron de otra parte. Pero yo te descubrí. Porque nada instalado en su lugar adquiere la categoría que se merece hasta que cada paseante lo descubre. Lo curioso de tu trayectoria vital es que eres un superviviente. Se te considera la escultura pública más antigua de la ciudad, por el mero hecho de que otras estatuas fueron desapareciendo en los últimos dos o tres siglos. Ahora que lo pienso, creo que tu isla secreta es un refugio donde estás a salvo de avatares. 

No te parieron para un rincón sino para ser observada y apreciada en una fuente del primitivo Paseo de Recoletos, antes de la actual configuración del Campo Grande del alcalde Miguel Íscar. No fuiste la única estatua que adornó una fuente, pues parejas a ti estaba una representando a Venus, que llamaron también de la Abundancia, y otra de Mercurio. Solo imaginar esa exposición de tres fuentes presididas por una diosa y dos dioses de la mitología griega se le cae a uno la baba de gusto estético al contemplar con la imaginación. Pero desgraciadamente las tres fuentes fueron desmontadas en una remodelación del paseo a medidado del siglo XIX y las esculturas desaparecieron. Salvo tú. 

Se habla de que también una escultura del rey ilustrado Carlos III, esta del Siglo de las Luces, que presidía la Puerta del Carmen en el camino de salida a Madrid, se sumergió en las entrañas del misterio al ser derruida la puerta. Pues bien, estimada deidad. Vuelvo a lo de antes. Eres un sobreviviente, estás aún por azar, date por contento. Pues te rescataron de un almacén de obras y hace casi un siglo te colocaron en ese lugar con encanto. ¿Cuántas esculturas han tenido la suerte que tú, en una ciudad que ha conocido un grado de destrucción considerable? Solo pensar que otras estatuas fueran destrozadas, vendidas clandestinamente o hurtadas para adornar la finca de un gran propietario, ya da grima. 

Considera un lujo existir en un emplazamiento que, si bien no dispone de aquella parafernalia de las fuentes de otros tiempos, ni falta que hace, al menos te aproxima a tus orígenes. ¿No eres acaso el gran señor de los océanos? ¿No es el río manso que transcurre a tus pies una lengua de agua donde contemplarte desde tu temple de mármol?




10 comentarios:

  1. ¡Hermoso lugar para un encuentro con un dios! No sé si el aburrimiento le espera lejos del tumulto de los océanos, aquí no hay huracán, ni olas furiosas, ni siquiera el comienzo de la marea alta, tampoco se oye el oleaje a sus pies, pero dónde está, Pocas personas malvadas pueden alcanzarlo, tal vez esta sea la razón de su longevidad...

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    1. Es un Neptuno jubilado: del trabajo, de los otros dioses, de los mortales y de las guerras y las soberbias de los mortales. Al menos no se perdió del todo o fue robado como otras obras. Y que lleve en ese lugar casi un siglo significa que se encuentra el buen dios marino como en la gloria, o mejor dicho, mejor que en el Olimpo o los océanos.

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  2. Al menos lo tenéis cerca del agua, su hábitat natural.
    Que lo disfrutéis por muchos años más.

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    1. Lo curioso es que somos pocos los devotos, no es una lugar muy frecuentado, como mucho de paso, y siempre me digo: ¿cuántos se paran ante la isla y su dios? Si ese es el precio de que no desaparezca la imagen, bien vale.

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  3. Quizá está tomando descanso y reposo después de tantas tormentas.
    Es precioso.
    Salut

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    1. Tormentas de la historia, del avatar, que tampoco son mejores que las climáticas.

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  4. No deja de ser sorprendente que una escultura pública antigua sobreviva en un parque de esta ciudad. Y el espacio donde está ubicada me parece significativo y muy lograda su instalación. Por el deseo de que se mantenga mucho tiempo.

    Marisol

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    1. Comparto ese deseo. Por cierto, ¿sabes que esa zona del Campo Grande se la conoce con el nombre de Países Bajos o países bajos? Ignoro si es un capricho de alguien en el pasado o porque está en la zona en que el río va hasta su final, pero de chico tenía un amigo que vivía en la proximidad y ya la llamaban así.

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  5. Paseante:
    mejor que pase desapercibido, que siempre puede haber algún cafre, político o no político, dispuesto a hacer alguna barrabasada. ¡Ya nadie utiliza estaba palabra, con lo bonita que suena! ¡Lo mismo es políticamente incorrecta!
    Salu2.

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    1. Ha sobrevivido a regímenes municipales de todo signo, y al peor de todos: a la fiebre inmobiliaria a cualquier precio y sin ley que trajo una buena parte de destrucción de lo antiguo. Acaso esa isla recóndita tiene una facultad protectora, la de que casi nadie se acuerda de ella, salvo los jardineros. Aquella destrucción de patrimonio en los 50, 60 y 70 sí que fue una barrabasada en toda línea.

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