jueves, 31 de julio de 2025

Los últimos de Filipinas de una zapatería de toda la vida

 



No es el único, pero casi. Es de los últimos resistentes de un ancestral comercio y edificio, por lo que se ve. Que los pintamonas no hayan respetado su fachada no elimina el diseño de la fachada, que siempre me entusiasmó. Ni deteriora por ello la capacidad de aguante y  veteranía de la zapatería. No se puede pedir dos dedos de frente a quienes ignoran el bien ajeno, que no solo es propiedad, sino estética, visibilidad y diseño. Pero la seña de identidad del comercio sobrevive. Calzados de la Torre fue abierto por Francisco de la Torre Braña en 1939, pero el establecimiento está regentado desde hace 42 años por José María Pérez Martín. Probablemente sea el último comercio vivo de lejanas raíces en Valladolid.

La fachada, con los originales escaparates cual ojos de buey, esa rotulación magistral y la proa dirigida entre la Bajada de la Libertad y la calle Tintes, parece ennoblecer un edificio de ventanas cerradas, aparentemente obsoleto, donde solamente respira el local mientras los fantasmas de la casa se recrean en sus recuerdos. Porque si Idealista no miente el edificio es de 1850. ¿Cuántos avatares no habrá presenciado esta reliquia? ¿Cuántos paseantes no se habrán parado ante los escaparates o cruzado a la calle Gallegos y Ebanistería a tomar sus vinos en aquellas tabernas de otras épocas o en las que han tomado el relevo ahora? Recordemos la afluencia a la plaza de Cantarranillas o a la Plaza de La Libertad y su Penicilino, en mejores tiempos. ¿Llegaría a sus oídos el croar de las ranas de la Esgueva que transcurría por sus inmediaciones' ¿Tiene memoria la casona sobre el tranvía que pasaba a sus pies a principios del siglo XX? ¿Recuerda las algaradas estudiantiles que tenían lugar por el entorno? ¿O el tránsito de procesiones de Semana Santa? 

Unas preguntas del pasado nos llevan a otras para el futuro. ¿Cuántos años le quedarán al edificio por mantener su testimonio vivo? ¿Sobrevivirá a una renovación sin alterar la fisionomía de un Valladolid que hubo alguna vez? Los últimos edificios antiguos del entorno ya han pasado por la rehabilitación, o están pasando por ella, aunque en muchos casos la mala solución fue el derribo y alzar un edificio de nueva planta total en desarmonía con los tradicionales. A buen observador...











domingo, 27 de julio de 2025

La cascada y gruta entrañables del Campo Grande (y su entorno)

 



El poeta chileno Vicente Huidobro poetizó aquello de:
 
"Soy el paseante
el paseante que se parece a las cuatro estaciones"

Y esa sensación tiene uno ante la visión a lo largo del año del Campo Grande de Valladolid, la gran joya de nuestra ciudad que en el  siglo XIX pretendía casi contrarreloj hacerse moderna. Cada estación del parque y pulmón tiene sus pecularidades y su encanto. En brisas, en colores, en fronda, en aromas, en comportamiento de los animales que la pueblan y, cómo no, en la actitud con que es tomado el espacio por quienes lo visitan. Sé de muchas vallisoletanos que en su recorrido diario hacia el trabajo lo atraviesan por el Paseo del Príncipe y de simples paseantes que recorren sin rumbo sus sendas. El Campo Grande, con sus zonas diferenciadas pero armonizadas unas y otras entre sí, se presta a ello. Hoy hago el recorrido del río artifical pero fantástico y elegante. Mañana el entorno del lago, que es un estanque pero que la fantasía ve en las rocas que lo delimitan, su surtidor y los peces un auténtico espacio acuático. Me paro en torno a la Fuente de la Fama o entro al recoleto rincón del monumento a Núñez de Arce. Etcétera. El Campo Grande no existe para un día sino para todos los días y todo el año.

Si de pronto me he ido a buscar y rebuscar por el entorno de la cascada y su gruta es porque a uno le vienen recuerdos de etapas tan diferentes como la de la niñez y la juventud, en que gastamos parque a mansalva. Incluso posteriormente, llevado por el afán paternal, uno ha iniciado a sus vástagos en el afecto por el parque. Esta cascada es de lo más espectacular, teniendo en cuenta que se creó una montaña para que simulara  lo que es, y da el pego realmente. Parece auténtica. Antiguamente se podía entrar a la gruta por sus laterales y recuerdo que incluso hubo una barra de bar. Si el vandalismo no fuera norma para ciertos humanos lo ideal sería que su entrada y recorrido estuviera permanentemente accesible. Uno se conforma con que no vuelvan a instalar allí dentro ningún chiringuito. Uno quiere lo más puro posible ese espacio.





María Antonia Fernández del Hoyo en su artículo El Campo de la verdad, recogido en el libro El Campo Grande, un espacio para todos:

"...La cascada del Campo Grande, ideada por Oliva, estaba carente de plano; su construcción sería larga y compleja. La estructura se hizo con piedras procedentes de derribos, entre ellos del Ayuntamiento herreriano, y revestida de otras ornamentales, lo que incrementó muchísimo el peso haciendo temer su ruina. Más polémica resultó la búsqueda de las estalactitas naturales que debía revestir el interior de la guta. La persona encargada de localizar una cueva natural de donde se pudiesen tomar eligió la hoy muy célebre de Atapuerca, en la vecina provincia de Burgos, para extraer las que consideró necesarias, pero un periódico burgalés puso el grito en el cielo acusando de vandalismo al Ayuntamiento de Valadolid. El enfrentamiento con Burgos implicó a varias instituciones y no se saldó hasta que la intervención del Ministerio de Fomento autorizó el traslado de las estalactitas a Valladolid, colocándoise en junio de 1880". 























martes, 15 de julio de 2025

Cómo se aprendía la anatomía de los cuerpos hace más de un siglo en la Facultad de Medicina de Valladolid

 



Que nadie se alarme. No hay nada en estas imágenes que no exista. No deben herir sensibilidades sino incentivar curiosidades. Se trata nada más y nada menos de material pedagógico y máquinas y utensilios que se utilizaban en la Facultad de Medicina hace un siglo largo. Desde que el denominado Instituto Anatómico Sierra se inaugurara en 1917. La enseñanza de la Anatomía ya se había dado mucho tiempo antes, pero la intervención del profesor Silvino Sierra fue fundamental para su modernización tanto en instalaciones como dotando de medios. No son temas que sean conocidos por gran parte de la población, pero su divulgación a través de exposiciones como la titulada Aprender Anatomía hace un siglo, instalada en los restos del viejo claustro universitario del Museo de la Universidad, permiten saber un poco más al ciudadano interesado en la historia del suelo que pisa. 




La historia de Valladolid, que es larga y rica, ya nos habla de que la enseñanza de los estudios de Medicina provienen de los lejanos tiempos del siglo XIV, aunque entonces se llamaba Física, cuando entonces la primera Universidad ya venía de atrás acogiendo estudios de Derecho, Gramática y Lógica. Junto a la enseñanza de Física se empezó a impartir también Filosofía y Teología. Pero prefiero copiar y pegar de lo que expone el profesor Juan Francisco Pastor Vázquez en el catálogo de la exposicion:

"En el período moderno de la Facultad de Medicina, desde 1857 hasta la actualidad, la docencia de la Anatomía se modernizó de la mano de profesores como Salvino Suerra (1847-1939), quien a principios del siglo XX consiguió el traslado de la Facultad de Medicina desde el Hospital de la resurrección hasta su ubicación actual. Tras un viaje por Europa, en el que visitó los mejores departamentos e institutos de Anatomía de la época, dotó a la facultad de Medicina de Valladolid de los mejores medios de enseñanza y conservación de cadáveres. Al mismo tiempo enriqueció el Museo Anatómico con múltiples preparados de disecciones, desecaciones, glicerinados, transparentaciones, osteología y las colecciones completas de esculturas en cera de Vasseur-Tramond y en papel maché de Auzoux, ambas provenientes de París. También se adquirió la colección completa del anatomista madrileño Pedro García de Velasco de esculturas en escayola".  





De poco serviría al visitante contemplar todo lo expuesto si no le motivara a ciertas reflexiones. Una, que ya cabe intuir: el acervo de estudios y conocimiento que nuestro propio pasado atesora. Otra, que la modernización ha venido del desarrollo científico y técnico que resultó más acusado en el siglo XIX y XX en Europa. Otra más: que toda inversión pública en medios tanto de enseñanza como de asistencia aplicada a la sociedad redunda en beneficio del propio país. Pero seguramente son cosas de Perogrullo que, no obstante, uno tiene que recordar en estos tiempos en que cierto negacionismo cínico pretende poner freno a avances en la investigación y en las medidas a tomar en interés general. Curiosa la exposición sobre Aprender Anatomía, y dejo unas imágenes para acicate y estímulo de quien desee acceder a una parcela histórica de Valladolid.


























Profesor Salvino Sierra y Val, promotor de la modernización de la cátedra de Anatomía.


Enlaces de interés:

https://eventos.uva.es/agenda/show_event/136712/exposicion-aprender-anatomia-hace-un-siglo.html

https://www.uva.es/export/sites/uva/6.vidauniversitaria/6.01.cultura/6.01.05.museos/