El visitante no va de enseñar nada. Va de aprender. Aprender a mirar. Porque a veces el arte esconde, más allá de las temáticas y los mitos, una manera de representar que llega. Y más cuando una obra o un autor determinados no ha sido vista con cierta amplitud. Pero ahí está la clave del estilo único de un artista. O si se quiere, la sensibilidad y la voluntad de este para transmitir miradas más largas. Acostumbrados como hemos estado siempre a contemplar el Barroco en una dirección sumamente dramática, no por ello de menor calidad expresiva y técnica, uno se sorprende por otra perspectiva alejada de lo que hemos acostumbrado a ver y sobre todo en Valladolid, con autores como Alonso Berruguete y Juan de Juni, y posteriormente Francisco del Rincón y Gregorio Fernández. Y es la perspectiva que nos ofrece la deslumbrante obra de la escultora sevillana Luisa Roldán, apodada la Roldana, nacida en Sevilla en 1652 y fallecida en Madrid en 1706.
Esta mujer se formó en el taller de su familia, pues su padre Pedro Roldán ya era un importante escultor de aquel tiempo. Realizó su obra en Sevilla, Cádiz y posteriormente en Madrid, donde fue escultora al servicio del último rey de los Austrias, Carlos II, y después del primer Borbón, Felipe V. Sus trabajos fueron realizados tanto en madera policromada como en barro cocido policromado, lo cual da idea de su capacidad para manejar materiales diferentes que exigían tratamientos acordes con el material.
Virgen de la leche
Nunca había visto otras obras de Luisa Roldán de las que ya están desde hace tiempo en la colección del Museo de Escultura. Reconozco que en el amplio rato que he pasado contemplando las piezas expuestas he sentido especial predilección por aquellas de tamaño pequeño, bien imágenes representativas de la virgen María o bien de escenas relacionadas con la vida de esta según pasajes evangélicos. Y esta preferencia por dos factores. Por la caracterización que mayormente tienen los personajes, rostros contentos y de satisfacción, que transmiten cercanía cuando no ternura. Donde hay un toque especial de dulzura y delicadeza, ¿acaso porque es una mano femenina la que pone la impronta? Y por otra parte por lo ricamente que están trabadas las escenas, con un perfeccionismo y cuidado armoniosos.
Me llamó la atención que hasta los niños nazarenos están carentes de dramatismo por mucho que lleven una cruz a cuestas, que ya es de por sí un simbolismo oneroso. Son niños que juegan. Y ahí veo, acaso son imaginaciones mías, el quid. Todas las imágenes adquieren un enfoque lúdico, y se me antoja que la propia Luisa realizara los trabajos como si fabricara juguetes. ¿Acaso no es esa la sensación que percibe el visitante? ¿Y que tendría de malo que ella tuviera esa visión? ¿No es precisamente lo que da esa sensación de equilibrio psicológico, de calma y bonhomía, a cada uno de los actuantes que ella labró? ¿Y qué decir de la cabalgata de los Reyes? ¿No son sus protagonistas verdaderas figuras de cuento oriental que camelarían tanto a niños como a adultos?
Una exposición que es goce y regocijo. Otras representaciones de Luisa Roldán de tono más dramático, tal como Ecce Homo o la pareja de Dimas y Gestas, tampoco tienen la gravedad dramatizante de las realizaciones del barroco castellano, por ejemplo. Y esto sorprende. La Roldana fue sin duda una rompedora que impuso su criterio femenino, incluso regateando toda esa parafernalia de angelitos tan al gusto eclesiástico de la época.
La educación de la Virgen
Sin pretender ser ni catálogo ni reproducción de detalle de todas las obras -un total de 57- que la exposición temporal ofrece en el Palacio de Villena, dependiente del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, traigo aquí algunas de las imágenes expuestas. Una parte es realización de la propia Roldana, bien en solitario o terminadas en el trabajo de policromía por Luis Antonio de los Arcos, su marido, y Tomás de los Arcos, que trabajaban en el mismo taller. Y otra parte de la exposición son trabajos de diversos autores que complementan la visión de lo expuesto.
Animo a que se pasen a ver a La Roldana. La obra de esta mujer no es algo que se vea todos los días, y de hecho trabajos suyos ya han sido expuestos en otros países. La exposición permanecerá hasta el 9 de Marzo.
Niño Jesús con San Juan Bautista
Tránsito de la Magdalena
Virgen cosiendo
La virgen niña con San Joaquín y Santa Ana
Niños Jesús nazarenos
Virgen con el Niño y San Juan Bautista
Virgen con el Niño
San José con el Niño
Nacimiento de San Gabriel y San Miguel
San Juan Bautista niño
San Roque, el Niño y el perro
San Antonio de Paula
Cabalgata de los Reyes
Ecce homo
Dimas y Gestas
Y junto a obras de la Roldana obras de otros autores
José de Arce
Pedro Roldán, padre de Luisa Roldán. Cabeza de Apóstol
Giovanni Battista Morelli, Niño Jesús dormido
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Carlos II. Luca Giordano
Carlos II. Autor desconocido.
Virgen de la Soledad. José de Mora y Virgen Dolorosa. Pedro de Mena
Santiago y Rey Salomón. Pedro Duque Cornejo
Ostras ¡¡¡ que bueno...¡ QUE BUENO!, gracias por ponerlo en Tot.
ResponderEliminarSalut
Ha sido un deleite contemplar estas representaciones de la mano de Luisa Roldán.
EliminarLuisa Roldan es un lujo de belleza, de humanismo, no tiene nada que ver con Castilla, cuya escultura es dramática , patética, ensangrentada. La Roldana es dulzura, amor, ternura. Comparto los comentarios que hacéis. Saludos
EliminarTotalmente de acuerdo. Tu matización es precisa. Esas observaciones nos podrían llevar a debatir sobre si había detrás de unos y otros artistas conceptos o visiones diferentes de los propios imperativos religiosos. Porque las formas, los estilos, son expresiones de algo más profundo. Pero sería un debate amplio que no viene a cuento posiblemente ahora. Gracias por tu intervención.
EliminarTengo pendiente de verla, ya me habían hablado pero al ver esa entrada buscaré la manera de ir pronto. Marisol
ResponderEliminarVaya, me has pillado a mano por aquí. Sí, no tardes que está a menos de un mes, salvo que la prolonguen. Merece la pena comprobar de cerca el buen hacer de esta artista y mujer ¡de hace tres siglos y pico largos!
EliminarUna magnífica exposición que hace justicia a tan buena escultora.
ResponderEliminarSin duda. Gracias a esta exposición podemos admirar el trabajo de La Roldana.
EliminarEstá claro viendo la manera de hacer de La Roldana que no tiene el dramatismo severo de otros escultores barrocos y sobre todo castellanos. Es como si hiciera una lectura diferente del evangelio y eso en aquel tiempo.
ResponderEliminarHace una lectura, una interpretación y una transmisión muy diferente al pathos postrentino, sin duda. No hay oscuridad en sus trabajos. Gracias, anónimo.
EliminarCuánto se habría alegrado Valdivieso de ver está exposición en su ciudad natal... Una preciosidad, Paseante. Gracias.
ResponderEliminarSupongo que Enrique Valdivieso conocería sobradamente la obra de La Roldana, como conocería la imaginería castellana. Pero no sería de extrañar que de no haberles ocurrido la desgracia hubieran estado esta temporada por aquí para verla en el marco del Museo. Gracias por recordarle.
EliminarClaro. Aunque te parezca extraño, fue él, un vallisoletano, el que me (nos, a tantos y tantos alumnos) enseñó a valorar la Semana Santa de Sevilla, más allá de la tradición y la religión. Y lo hizo siempre comparándola con la de Valladolid, sin menoscabar a ninguna, claro, mostrando las evidente diferencia como fruto de los distintos componentes antropológicos de cada lugar, cada zona geográfica, cada carácter...En fin... Fueron siempre lecciones magistrales las suyas. Seguro que habrían estado allí. Un abrazo.
EliminarPor supuesto que se puede considerar y valorar la obra artística del pasado con criterios no religiosos. También lo hacemos respecto al arte clásico, cuyos dioses y héroses ya no son adorados o estimados, o al hindú, por ejemplo, cuya cultura nos pilla desconocida y lejana para nuestro entendimiento. Pero el acercamiento antropológico es una llave para comprender las motivaciones de las creencias y los ritos y sus expresiones plásticas. Y este país ha sido siempre muy diverso y sus peculiaridades autóctonas nos siguen sorprendiendo, no obstante el rodillo de la comercialización homogénea.
EliminarGracias, Sofía, pasa cuando quieras.
Paseante:
ResponderEliminarmuchísimas gracias por la información.
Este tipo de arte lo "entiendo", jajaja... El "moderno, abstracto, etc, etc" es otra cosa. Si no me explican qué es, no puedo saber de qué se trata, y por eso no me gusta.
Aprecio el trabajo de cincelado, los detalles, la perfección de la cara, de los movimientos, de los pliegues del vestido, etc. Puedo ver, sentir y comprender el mensaje del artista.
Viendo las fotos, también me ha llamado la atención que los rostros esculpidos por Luisa Roldán son "amables" y las escenas que recrea "tiernas" en general. Un gran logo.
Comentas si podría explicarse porque es una mujer. Tema apasionante y complicado que nos lleva a preguntas ya típicas y tópicas: ¿existe una sensibilidad masculina y otra femenina? En este caso, no le podemos preguntar a la artista. Se me ocurre otra pregunta: si Luisa hubiese sido "castellana" en vez de "andaluza" ¿su obra habría sido más "austera"?
En fin.
Muchas gracias, de nuevo, por esta información. Valladolid me pilla muy lejos.
Salu2.
Hay sensibilidades más cultivadas por mujeres que por hombres, simplemente. Esto se advierte desde las respectivas infancias de un hombre y una mujer. En mi época infantil y juvenil se advertía con mayor claridad. Hoy ya no sé mucho de las nuevas generaciones. Creo que la autora ya nos responde con su obra, para mí queda claro. Para esa pregunta última no hay respuesta por mi parte. No obstante habría que saber, y a mí me pilla grande, si la idiosincrasia andaluza, el carácter, influye en la obra artística o literaria, como también la personalidad castellana, y me refiero a tiempos pasados, pero ya te digo que otros podrían responder.
EliminarOye, y el arte japonés o indio, por citar ejemplos, ¿lo captas mejor que lo abstracto y de la misma forma que lo occidental realista o figurativo?