Hay nombres de calles en la ciudad que por sí mismos transmiten optimismo. Calles con rótulos como Esperanza, Caridad, Alegría, Paraiso, Porvenir, Verdad, Enamorados, Serena, Niña Guapa, Armonía, Solidaridad, Unión, Doncellas o incluso Democracia, por nombrar algunas de ellas, tienen en común la referencia a cualidades humanas: conducta, virtudes, emociones, cooperación, etc. Tal vez sean pocas y no sean calles principales. Varias de ellas se encuentran en barrios de tradición obrera, otras en casco antiguo. Una, Porvenir, se cruza un día cualquiera en el camino del paseante. ¿O es este quien acierta a pasar por tal vía fuera de su ruta habitual?
A la calle Porvenir, entre Vadillos y Circular, no sé si acaba de llegarle el porvenir. De un lado, construcciones nuevas que han roto la fisonomía tradicional y antigua de la calle. Del otro, en un buen tramo una hilera de viejas edificaciones o, mejor dicho, de lo que queda de ellas con sus correspondientes solares. Misterio. Al construir los edificios altos, se supone que para no hacer angosta la calle, se generó una especie de plaza a la que da la parte de atrás de las viviendas nuevas. Embellecerla con dos murales en sus vastas medianeras no fue mala idea, teniendo en cuenta además la calidad plástica de ambos. Pero el paso del tiempo no perdona. Ya llevan unos años y han perdido color, si bien son demasiado potentes como para no pasar desapercibidos a los vecinos y transeúntes.
Sin duda la calle es humilde y no tiene arrogancia alguna. Convertida hoy en una especie de trasera de los edificios de altura. La otra acera está desasistida por una ruina larga, en suelo y tiempo. Pero es una calle representativa del viejo Valladolid barrial de una época en que la demografía de la ciudad comenzó a crecer. Me ha hecho gracia al consultar el libro Las calles de Valladolid, del que fue arquitecto municipal a caballo entre los siglos XIX y XX, Juan Agapìto y Revilla, que en las escasas lineas que la dedica comente: "Mucho fiaron en el 'porvenir' los primeros vecinos de esta calle, que en ella construyeron sus primeras viviendas, cuando se iniciaba el barrio de los Vadillos". Yo creo, al ver cómo permanece todavía ese otro lado no edificado, que el porvenir se quedó a medias, o pendiente, o anquilosado perpetuamente. Agapito y Revilla no solo se pondría de mi parte sino que inquiriría a los próceres del consistorio.
No obstante, el lema de uno de los dos murales, me ha ensanchado el corazón. No es un lema cualquiera, no anuncia ningún producto, no reclama ni salvación ni salvadores. Es una leyenda alegre, optimista, indiscutible. El porvenir se defiende hoy. ¿Se está defendiendo realmente a ese territorio inexplorado que hay por delante, en la vida y en el país, con la alegría que muestra la chica ciclista, cabellos al viento y maceta con su planta lozana y creciente? Todo un símbolo sumamente acertado por parte del diseñador de la pintura. Se hubiera merecido encontrarse en un espacio más transitado y céntrico, pero su vínculo con el nombre de la calle es indestructible.
El gran y entrañable Ángel González escribió un poema titulado
Porvenir
Te llaman porvenir
porque no vienes nunca.
Te llaman: porvenir,
y esperan que tú llegues
como un animal manso
a comer en su mano.
Pero tú permaneces
más allá de las horas,
agazapado no se sabe dónde.
... Mañana!
Y mañana será otro día tranquilo
un día como hoy, jueves o martes,
cualquier cosa y no eso
que esperamos aún, todavía, siempre.
(De su poemario Sin esperanza, con convencimiento, 1961)
El mural titulado Selfie, es obra de Diego Vicente.El titulado El porvenir, de Reskate Studio.
Hubo un tiempo en que la grafía de algunas palabras parecían traicionar la lengua castellana precisamente en una ciudad histórica de la Castilla profunda. No era el único caso el de este residuo comercial en la calle Porvenir, había más carnicerías empeñadas en ser carnecerías. Es que viene de carne, decían sus defensores en plan sabelotodo, ignorando que todo se lo debemos al latin y bastante al árabe. Ignoro si venderían los mismos productos vacunos o si también los solomillos, las carrilladas o las costillas tendrían sus peculiaridades fonéticas. Siempre me supo amargo un letrero como el de la imagen. ¿Cuántas décadas llevará en la ruina y el olvido y, afortunadamente el desuso del mal vocablo?
Paseante:
ResponderEliminar¡me encantan esos murales gigantescos en los costados de las casas!
El poema también es una pasada.
Recuerdo haber leído vagamente la palabra "carnecería", pero ya está en desuso. No obstante, en cierta ocasión leí una explicación: "carnecería", lugar donde se vende carne y "carnicería" lugar donde se ha perpetrado una escabechina.
El otro día, en clase, tenía que traducirles a los alumnos la palabra "épicerie" y les dije "ultramarinos".¡No la habían escucha ni siquiera de boca de sus padres! Cuando yo era crío todavía se decía.
Gracias por este paseo virtual.
Salu2.
Toma, y a mí. siempre me sorprenden. Carnecería no es solo que esté en desuso afortunadamente. Es que la RAE no la reconoce, pero en mi infancia algunas carnicerías lo rotulaban así, lo cual en mi mentalidad de niño me chocaba y generaba desconcierto. Pero mis padres lo tenían claro.
ResponderEliminarLo que no sé es si epicerie debe traducirse hoy como tienda de ultramarinos, deberías dejarlo solo en tienda de comestibles. Lo de ultramarinos siempre me pareció un término fantástico. Evocaba allende los mares, de cualquier océano, podía ser de América o de Filipinas o simplemente de Sidón. Pero está bien que les explicaras lo de ultramarinos. Sería explicarles la historia del comercio por rutas marítimas, ¿no? Y acaso habría que explicarles un poquito lo de los aranceles, para que no les engañen.