sábado, 28 de junio de 2025

Cuando las tropas francesas en son de paz, y sus cabalgaduras, bebieron de la Fuente de la Salud

 



"Pasaron todos los regimientos de dos en dos revista de inspección el día 15, 18 y 19 del dicho (mes de julio) Hicieron ejercicio general de fuego en San Isidro toda la tropa; se pusieron en línea de tres filas todos doce batallones desde la fuente de la Salud hasta el camino que sube a San Isidro por el lado de las arcas, seis batallones desde la fuente de la Salud hasta el camino que sube a San Isidro y los otros seis desde este camino hasta el de las arcas, divididos cada regimiento de por sí, y luego subieron a lo alto los dos regimientos por la fuente de la Salud, dos por San Isidro y dos por las arcas; hicieron su ejercicio, dispararon gran cantidad de fuego; duró desde las cinco y media de la tarde hasta las ocho y media de la noche".

Aunque parezca trabalenguas es el modo de redactar de un vallisoletano llamado Ventura Pérez que desde 1720 hasta 1784 registró un Diario con sucesos y acontecimientos que tuvieron lugar en Valladolid. El texto anterior se refiere a la estancia en nuestra ciudad en julio de 1762 de numerosas tropas francesas, no en son de guerra sino de paso en el apoyo que Francia prestó a nuestro Carlos III en una guerra con Portugal e Inglaterra. Por el llamado Pacto de familias entre Borbones españoles y franceses estos se pusieron del lado de la monarquía española frente a Inglaterra y su aliada Portugal en aquel momento. Nada menos que doce batallones -relata Ventura Pérez- unos diez mil hombres que en gran parte se instalaron por la zona de la Fuente de la Salud y San Isidro. Incluso menciona en su Diario de Valladolid los nombres de los regimientos: Momoren, Cambis, Domon, Royarbesu, Artois, Cantabria y Lasarre. Por cierto, junto a la fuente hay una placa moderna, que se lee con dificultad, donde se deja constancia de aquel acontecimiento.

El Diario de Valladolid del paisano Ventura Pérez es para mí un libro de recreo y recreación, me produce disfrute leer sus crónicas particulares sencillas pero precisas. Y en él se halla una relación inagotable de sucesos, celebraciones, episodios muy caseros pero que hacen vislumbrar de algún modo aquella sociedad provinciana.




Cuando de chicos parábamos en la Fuente de la Salud, al ir y volver de la zona de los cuarteles donde jugábamos las tardes de asueto y paseo escolar, no podíamos imaginar este episodio sobre la estancia de las tropas borbónicas francesas. Ni nadie nos lo contó. Entonces había cierto chabolismo detrás de la fuente y no recuerdo que las arboledas que existen hoy estuvieran allí entonces. La fuente de piedra tenía bolos decorativos que han desaparecido y salvo para gente de San Isidro y Pajarillos que recurrían a la fuente esta fue padeciendo la destrucción y el abandono.

Es una fuente muy antigua, secular. Jesús Anta Roca, fallecido recientemente, en su magnífico estudio Fuentes de vecindad en Valladolid relata lo siguiente: "Ya era conocida en el siglo XVI, pues en 1586 se acordó la necesidad de repararla aduciendo que 'es de muy buena agua y necesaria para la provisión de los vecinos de esta villa'. Fuente muy atendida por el Municipio, se ha venido poniendo mucho interés en que estuviera corriente y con abundante caudal. A ello contribuyeron en buena medida los gremios. En 1625 el Ayuntamiento decidió arreglarla, para lo cual no escatimaría piedra sobrante de otras obras, como la que había en la puerta del Consistorio y en la fuente de la Rinconada. Tal obra se realizó, finalmente, en 1631. Se arregló a conciencia encañando sus aguas, haciendo arcas, alcantarillado y un pilón para las cabalgaduras. Además se la edificó con paredones, antepechos, bolas, enlosado, asientos columnas, mascarón y caño".

Pero ya se ve: de aquellas glorias estas penas. Si bien mantiene aún la fortaleza del material y una arquitectura elegante que con el banco corrido resalta su poderosa función social. Sobre el agua ignoro si sale del manantial tradicional o procede de la red en vigor, pero sigue proporcionando saciedad al caminante sediento.





Y a nuestra vista se despliega un verde más reciente, el del parque hermosamente arbóreo que se ha generado a sus espaldas. Este parque enlaza por una parte con la zona de la ermita de San Isidro, al otro lado de la carretera de Soria, y por la otra parte conecta con el parque Patricia, más propiamente del barrio de Pajarillos. Uno, que es ignorante en materia arbórea, se limita a gozar tanto de la envergadura como de la abundancia de la floresta. Las imágenes que trae el paseante son apenas una aproximación, pero invitan a recorrer los altos de las viejas graveras del páramo de San Isidro, verdaderas terrazas geológicas del Pleistoceno medio de Valladolid hacia el Este.
  






Respecto al tipo de terreno donde está situado el Parque de la Fuente de la Salud encuentro esta información en el libro de David Méndez González y Enrique Serrano Cañadas, titulado Geomorfología urbana de Valladolid y su entorno, editado por el Ayuntamiento: 
 
"El Parque Fuente de la Salud fue una antigua gravera por la que extraían las gravas de la terraza VI. Como se dijo anteriormente las laderas de este nivel de terrazas también están formadas por gravas y no por las facies del Terciario como otras, y de ahí su aprovechamiento minero. También estuvo ocupado por chabolas y más tarde se construyó el parque. La explotación de gravas generó determinadas formas en el terreno bastante peculiares, como restos de terraza en forma de “seta” o grandes piedras que parece que han caído del cielo y por eso lo llaman a un espacio del parque, la Plaza del Meteorito. Estas formas no son más que el resultado de un proceso de excavación antrópica y las grandes piedras que se encuentran sobre las gravas no es más que un encostramiento de material aluvial sobre las gravas. Desde 1992 estas formas se han incorporado al parque urbano rodeadas de jardines y bonitos paseos. Además el acuífero de esta terraza mana agua en una fuente llamada Fuente de La Salud, fuente en la que hubo un asentamiento en 1819 de Los Batallones Franceses, como así lo indica en la placa que hay en la misma". 




















Y para cerrar el tema, ahí va una fotografía de hace más de cincuenta años sobre la Fuente de la Salud, tomada del Archivo Municipal de Valladolid. Al menos es un fiel testimonio de su labor activa. 







martes, 24 de junio de 2025

Teatro Lope de Vega: en plena cirugía para renacer

 


No está muerto, suele duerme, solía decirse hace unos años del entrañable Teatro de Lope de Vega. Cuando este espacio que fue teatro y cine en distintas épocas dejó de ser negocio, quedó viejo y corría el riesgo de amenaza letal. Pero afortunadamente no sufrió la alevosa e insensible destrucción del Teatro Pradera, en la Plaza Zorrilla. El Lope de Vega, en la céntrica calle María de Molina, fue adquirido primero por Caja Duero (hoy Unicaja) y en 2020 pasó a manos municipales. Se tasó la operación en 1,9 millones de euros, leo por ahí, a través de la permuta con el banco de una parcela en el Callejón de la Alcoholera.

El Teatro Lope de Vega fue levantado en 1861 de mano del arquitecto Jerónimo de la Gándara y en 1920 fue reformado, siguiendo proyecto del maestro de obras Antonio Ortiz de Urbina. Este teatro se planteó como alternativa al antiguo de la Plaza de la Comedia (hoy Martí y Monsó) cuyo estado y condiciones habían empeorado. Sobre el solar de aquel teatro se levantó en 1930 el cine Coca que aún muchos vallisoletanos hemos conocido y hoy también, como marcha ineludible del tiempo, ya está desaparecido.




Dice María Antonia Virgili Blanquet en su estudio Desarrollo urbanístico y arquitectónico de Valladolid (1851-1936): "Antes de la reforma de 1920 constaba su fachada de dos cuerpos, con tres arcos cada uno y rematados con un frontón. En el centro de este había un busto de Lope de Vega realizado por el escultor aragonés Ponciano Ponzano (1813-1877) A este artista el Indicador de Valladolid lo denomina 'escultor de cámara' ya que gran parte de su actividad la desarrolla ligado al círculo de Madrid, tras su formación en Roma. El interior no se alteró, permaneciendo en forma de herradura con 14 líneas de butacas y 4 órdenes de palcos. Iba decorado con pinturas realizadas, según recoge Alonso Cortés, por José Vázquez y figuras en el techo hechos por José Vallejo y Galeazo". 

Habría que añadir que la fachada nacida en 1920 había perdido su dimensión clasicista original, según el comentario que aparece en la Guía de Arquitectura de Valladolid dirigida por Juan Carlos Arnuncio Pastor, "para adquirir el tono pintoresquista que la desaparición del frontón original y su sustitución por el frontis escalonado, revestido de azulejería, le confieren".

Ignoro el estado actual de las obras, el interior está vaciado, la ortopedia sujeta las fachadas (por cierto la primera foto de la zona alta es anterior al comienzo de las obras) y a través de los hierros puede observarse la decoración y la azulejería tradicionales. El proyecto ha sido realizado por UTE Paredes Pedrosa - Oscar Miguel Ares y la constructora es UTE Obrascón Huarte Laín, S.A. - Cabero Edificaciones, S.A. Para la rehabilitación integral del teatro, con sus varios espacios, el Ayuntamiento puso sobre la mesa trece millones y medio de euros. Pero mejor adjuntar unos enlaces para quien desee estar informado:

















Reconstrucción virtual de la fachada según el proyecto.




jueves, 19 de junio de 2025

Un quiosco con una segunda vida y una decoración sencilla y grata

 



Una segunda vida en estos tiempos no es una bagatela. Y menos para un quiosco. ¿O prefieres decir kiosco? A mí antes me gustaba llamarlo con k. Desde que en mi infancia  el kiosco era una seña de identidad de la calle o del barrio, y del escolar que se paraba delante de él a todas horas para ver las portadas de los tebeos o comprar alguna chuchería. Además aquellos kioscos tenían aires orientales, había algo atractivo y misterioso en ellos. No en vano el Diccionario de la RAE recoge: 

Del fr. kiosque, este del turco köşk, este del persa košk, y este del pelvi kōšk 'pabellón'

De otro tiempo y bastante original solo queda uno en la Plaza del Caño Argales, que ya he traído al blog. Pero en las últimas décadas han pasado por muchos diseños y remedos, sin mayor interés arquitectónico, salvo excepciones. La crisis de la prensa papel, que es tanto como decir el relevo generacional de lectores en favor de lo digital o simplemente de nada, ha sentenciado muchos quioscos. Las jubilaciones de los propietarios no han sido tomadas por nuevas manos. Los quiosco languidecen. Pero siempre hay alguno que inicia una segunda vida. El de las imágenes, en la calle Constitución, ha sido repuesto recientemente al acabarse las obras de lo que fue El Corte Inglés e inaugurarse la macrotienda Zara. El lugar y tránsito peatonal, abundante, en teoría le favorece. La obra pictórica que lo adorna, sencilla y grata, lo dignifica y torna más atractivo. Al menos este paseante lo vio así. La firma Alezeia F.V.
  









domingo, 15 de junio de 2025

Picaportes y mirilla, testimonios y memoria

 



Hoy mi mirada transeúnte va de puertas. Que no las busco, sino que ordinariamente salen a mi encuentro. Hay algo en las puertas de edificios ya veteranos que llaman la atención aunque uno vaya despistado o absorto. Puertas de madera o metálicas con alguna decoración, el colorido, el modo de estar organizadas las hojas de la puerta, las tallas de sus relieves o, como en este caso, los aditamentos de uso en su época y hoy, afortunadamente, luciendo decorativos y testimoniales. Aquí el señorial picaporte.

El portalón que luce esos picaportes -prefiero el término al más ambiguo de llamador y por supuesto tampoco es una aldaba- está renovado o simplemente es nuevo, como rehabilitado se encuentra todo el edificio, antiguamente palacio -inicialmente, en 1556 el Marqués de Castromonte erigió el propio- del que queda la bodega original. En el siglo pasado lo conocimos como colegio de monjas, hoy viviendas y restaurante. Estos picaportes son de nueva factura pero rememorando lo que en otro tiempo se llevaba. Prácticamente han desaparecido todos los edificios anteriores a la explosión inmobiliaria y la reurbanización de la ciudad de los años 60 del siglo XX, pero quien más o quien menos que haya conocido tiempos anteriores recordará sencillos picaportes simulando una mano que llama y que al desaparecer los edificios pasaron a convertirse en objeto de chamarileros y coleccionistas.

No cabe mayor descripción de estos lujosos picaportes que la que nos proporcione nuestra entrega a observarlos. Luce el metal bruñido y limpio, centrando nuestra mirada, pues el resto de las hojas de la puerta no conllevan ninguna decoración especial. Hoy día podríamos denominar a la casa como la casa de los picaportes dorados que, además, resultan deslumbrantes. Aunque, ¿cuántos transeúntes se sentirán atraídos y les parecerá novedad lo que fueron motivos de la época de nuestros abuelos y bisabuelos? El edifico está en la calle Fray Luis de León.











En esta otra puerta aparece un elemento práctico que también existió en la puerta de calle de muchas casas, la mirilla. También las había en las puertas de las viviendas interiores. Un elemento circular que por la parte de dentro se giraba para proporcionar la abertura suficiente que permitiera reconocer a quien llamase. Esta puerta sí que parece original, y aunque el edificio solo tiene 75 años se ve que en 1950 aún subsistía la decoración y los elementos anteriores, acompañados además por dos tiradores para cerrar la puerta. No obstante se echa en falta el correspondiente picaporte. ¿Se extraviaría en alguna restauración?

El edificio se encuentra en la misma acera de la calle Fray Luis de León donde se halla el anterior de los picaportes.









martes, 10 de junio de 2025

Aquellos viejos almacenes junto al Arco de Ladrillo recuperados para la vida activa

 




La arqueología industrial puede deparar una segunda vida a edificios cuya construcción de origen fue inteligente y de buena factura constructiva. O más que la arqueología sería la rehabilitación integral. Algo que uno admira y se sorprende de que se haya logrado en gran parte en unas edificaciones junto a la Carretera de Madrid, nada más pasar el Arco de Ladrillo. Se encuentran situadas en la calle Santa Fe, calle que uno se pregunta si su nombre se tomaría de la locomotora célebre de tren fabricada en los años 40 del siglo pasado, pues se encuentra en la parte de atrás del depósito de locomotoras de la estación y los antiguos talleres del ferrocarril. 

Se trata de unas construcciones de planta en calle, elevada sobre el nivel de esta, y una zona soterrada. Fueron los denominados Almacenes Generales de Castilla que el arquitecto Ortiz de Urbina diseñó en 1874, levantados con tejado a doble vertiente y utilizando solamente ladrillo y madera. Estos almacenes, que cobijaron mercancía llegada de otras partes del país jugando así un papel decisivo en el suministro para la ciudad, permaneció durante décadas en un abandono peligroso. Ha sido recientemente cuando varios proyectos empresariales, que ya no remiten al almacenamiento del pasado, han permitido recuperar y dotar de vida a varias zonas del largo edificio. Empresas como Andén 47, espacio para espectáculos y creación artística y cultural promovido por el colectivo Fresas con nata, o el autodenominado Teatro de ilusiones Serendipia, o DS, un gimnasio y fitness, o el estudio de arquitectura y urbanismo G33, e incluso hubo durante un tiempo un restaurante.

Llama la atención del paseante el acceso a cada una de las dependencias a través de una corta escalera, debido a ese nivel de la planta del edificio que se encuentra por encima del plano de la calle. Le da un aire diferente, de una coquetería inhabitual y campechana. Como puede verse en alguna fotografía aún hay tramos sin recuperar y dotar de uso y es una pena, porque la garantía de supervivencia reside precisamente en que haya vida y actividad.













Ah, la curiosa y metemeentodo urraca de un espacio ajardinado próximo no podía faltar a la pose fotográfica.




Algunos enlaces para ampliar conocimiento o simple información:

https://arquitecturava.es/proyectos-valladolid/almacenes-generales-de-castilla/

https://www.oigaestudio.com/project/anden-47-escuela-de-baile-licencia-ambiental-valladolid-madrid-palencia/

https://delicias.deigualaigual.net/historia-vivida-de-delicias/almacenes-generales-de-castilla

Francisco Domínguez Burrieza, "El Valladolid de los Ortiz de Urbina". Ayuntamiento de Valladolid, 2011.